22 de marzo de 2019

ARMANDO TEJADA GÓMEZ



Breve antología de la obra poética de Armando Tejada Gómez
(Un poema por libro ordenado cronológicamente por Dora Giannoni)



Pachamama ( 1953/ 1955)

LA RAÍZ DEL CANTO (fragmento)

Recordar los orígenes:
que la piedra es la piedra, el árbol es el árbol
y la tierra es la tierra.

Que la carne, tu carne, mi carne, se repite
igual, original, animal y primera.

La tierra está en la tierra,
y el hombre sobre ella con sabor de raíces,
volviendo del fantasma con el amor a cuestas
como un hombro de luz.
un río de preguntas agotado en respuestas.

El hombre es lo que ama: mujer, luna, alegría,
cierta ebriedad del pulso, hondo reloj de arena
con su gota de sangre.
Pero una gota insomne como el sol.

Atravieso sus carnes
andando desde su alma
apartando los climas
hasta mi rostro vengo

..........

Que te talle la aurora
una línea desnuda.
Que el mar murmure voces
que afinen tu laringe.
que del bosque y la selva

guardes olor de pinos.
Que vengan las montañas
a darte la estatura.
Que un mundo de arcoiris
te incruste los colores.
Que te inunde el paisaje
la boca y los sentidos

..........

Te denuncio, te acuso el rostro y la mirada.
Ahora te recuerdo la abierta Pacha Mama,
tiempo y tierra que aguardan
tu despertar,
tu sino,
tu salud de la muerte,
tu alegría del grito,
el amor por tu carne,
la risa de estar vivo
diseminando niños:
Con un juego de lunas,
la uva y un barquito,
que se pierde en la acequia
jugando al infinito.

Estar.
Permanecer.
Vertical.
Estar para el amor, simplemente,
creando
el camino del hombre que estamos aguardando

Me pierdo por los besos,
la canción,
los abrazos:
las brújulas brillantes, universales,
blancas.
Llamo desde mis hombros las grandes resonancias
Con un vaso de vida chorreándome las manos.

Nunca más de rodillas,
nunca más a pedazos,
nunca más a la muerte
sin haber respirado.
Nunca más como topos,
nunca más acosados.
El hombre por sí mismo
hasta él mismo lanzado,
hasta su envergadura,
hasta el hombre soñado.
Nunca más a las armas,
Nunca más al soldado.
Proyectarse hasta el otro
hasta el mejor logrado.
Búscate por tu rostro,
lávate con mi canto.

Estoy en la esperanza.

Despertarás conmigo

Con un pan y una estrella,
alumbrando los siglos.


Historia de tu ausencia ( 1957)

4 ( fragmento)

Amor,
         yo vine de un puñado rojo,
de maltratada gente que conoces
porque ya te mostré cómo sonríen,
cómo esperan a diario
                                    y me construyen
este arduo diapasón, estos flancos
de avanzar y crecer y de construirnos.

Vengo de conocerlos en lo oscuro,
en cada frustración llena de estragos,
en donde un día concibió mi padre
su memoria que vuela en mi guitarra
cuando yo no era más que su fatiga,
apenas su pupila,
                           apenas aire
y él juntaba las voces andariegas
iba entre sus amigos relatándome,
soñándome cuando decía: espero
o cuando sin decirlo me esperaba
..........

Amor,
          me quedo sin decir tu nombre
porque tendría que inventar palabras
para que lo comprendan las palomas,
la miel,
           la uva terminada en marzo.
Tú no te vas de mí.
                              Ahora quedas
incorporada a mi silencio diario.
Toda vez que me mire la alegría
subirá tu presencia hasta mis labios:
definitivamente mi sonrisa
te traerá a la luz desde mi sangre.

Tal vez le diga a alguien que has estado
-no sé qué tiempo,
                             nunca sabré cuánto-
junto a mis soledades tumultuosas
llenándome de coplas la guitarra.

Si alguien te preguntara cómo entiendo
la vida y el amor, has de decirle
que no creo en la muerte,
                                        que hace mucho

salí a besar la frente de los niños.


Los compadres del horizonte  (1960)

Espera del Pedro Changa

Lo soñaron jinete, carpintero,
capitán de las lluvias del verano;
de niño lo querían de oro nuevo,
minero del salar, sabio artesano.
Porque las madres juegan a la espiga,
húmedas sus canciones de milagro,
rodeando a sus niños de luciérnagas
en la tierra bandera del regazo.

Si a uno le diera por tocar la pulpa,
lo más sobrellevado por los años,
haría fondo al fondo del anhelo
que el Pedro Changa se quedó esperando
con ese modo suyo de ir haciendo
cigarrillos y estibas de cansancio
hasta ponerse de humo y ser espeso
como el pájaro oscuro del tabaco.
..........

Fue a la Pampa en enero porque el trigo
había puesto de oro la distancia
y en marzo fue subiendo hasta las uvas
que el sol de Cuyo preña de tonadas;
después entró al maíz, Santa Fe, arriba,
y desgranó sus dientes sin ganancia
cuando mayo tenía ya los ojos
amanecidos de violenta escarcha.
Julio lo vio trepar sobre los trenes
hacia el azúcar agrio de la zafra
y volverse algodón todo septiembre
con el Chaco colgado a las espaldas.

Caminos de jornal ha andado el Pedro
por todos los caminos de la patria
para volver al fin ya sospechando
que hay algo en todo esto que no anda,
por más que él ponga el hombro
y que sus manos
le hayan quedado anchas como el mapa.

La desocupación junta a los hombres
en la aurora trizada de la calle,
los ordena de gris, los alinea
con una misma espina atravesada.

Cada uno está solo con los otros
buscándose cigarros y palabras
mientras se cuentan hijos y decesos
y pormenores de la mala pata.

Entonces se le ve la traza al Pedro
fumándose hasta el pucho la esperanza,
apoyado en los hombros del silencio
y buscando salidas a sus ganas.

Ahí va Lucas Romero (1962)

Tregua del día

El mediodía huele a su naranja.
Sobre la mesa fulge un pan reciente
y el vino capitán guía su barca.

                                        Hoy es día de pago
y está pleno,
                    Está sobre el mantel repantigado
con un florero gordo en el ombligo,
redondo en la ternura de la casa.
¡Cómo huele la flor de la cocina!
¡ qué panzada de amor hierve en la hornalla!
Una alquimia laurel sueña en la olla
la danza material de las cucarachas,
zahumando la antigua brujería que sube en el vapor,
que anda en el aire,
con su cesta floral poniendo aroma
en al voz aromada de la Paula.

A esta hora viene.
                            Ella lo mira
Por el ojo guardián de la ventana
y él abraza la fiesta de sus niños
y se viene racimo por el patio,
                                               preguntando sucesos pequeñitos
tropezando en el perro,
                                    a carcajadas,
bebiéndose los ojos de los hijos,
                                                   sintiéndolos crecer entre
los brazos,
como sucede siempre a esta hora
que el mediodía huele a su naranja.

¡Qué nacional su voz!
Qué idioma hermoso suena en su nombre
cuando llega y llama y dice traeme agua y ella corre
con el rocío que guardó en la jarra,
el agua mañanera,
                                          la del día,
la que le lava el polvo y el cansancio:
él se mete en su euforia,
                                       chapalea,
se salpica de vidrios las pestañas
hasta que queda nuevo como un potro
que fuera por la lluvia galopando.

con los niños detrás,
                                 dándole vueltas,
moliendo el cascabel de las palabras,
                                                         va,
se sienta con ellos a la mesa
a presidir la bulla de sus pájaros.

Si se vieran vivir!
                           Si les dijeran
Que ésa es la paz,
                            Si fueran a decirles:
-¡la paz del mundo vive en esta casa!
¡Qué ojos de no saberlo que pondrían!
                                               ¡Qué fábula de asombro!
¡ pobre Paula!
                        No atinaría más que a servir vino
y a ofrecer de lo poco su bocado,
porque hasta entender bien, qué pasaría?
qué haría él en medio de sus pájaros?
mirando a esos señores en la puerta,
                                                           oyéndolos:
-la paz vive en su casa
-ésta es la paz que sueñan los que sueñan
                                                              - la paz
-la simple paz que hay en su casa!

Pero,
        déjenlos.
                       No tricen esto.
De algún modo vital ellos lo saben.
Por algo él busca firmas en las noches
y es vocal titular del sindicato.

Hoy es día de pago,
                               día pleno:
el vino capitán canta en los vasos,
mientras la Paula sirve la comida
y el mediodía huele a su naranja.

Luz de entonces (1963)

Primera soledad

Hoy mi madre no me quiso.
la he rondado horas enteras
vestido de capitán,
de mago, de marinero,
pero nada, no me quiso
ni me ha pegado siquiera.

Salgo a morir al baldío
Volteando todas las puertas.
Arde el sol en el silencio
amarillo de la siesta.

Ni gatos ni vigilantes.
Sólo la calle desierta.

¿Cómo me voy a morir
sin que mi madre me vea?

Tonadas para usar ( 1967)

Canción de un peso

 Hoy, al salir de casa,
me encontré una moneda.
 Un peso. Un sol
mondo y lirondo de metal.
Bueno, yo sé que nada
se compra con un peso:
ni un fósforo
ni un barco
ni una espiga
ni un pan,
pero dije: es mi día
de suerte. Hermoso día!
Y con el sol delante
me puse a caminar...

 Llamé a todas las puertas
y no encontré trabajo
ni un fósforo
ni un barco
ni una espiga
ni un pan;
el día, como siempre,
retiraba sus redes
Y, con la tarde a cuestas,
tuve que regresar.

 La gente de mi pueblo
apenas gana un peso.
Un peso. Un sol
mondo y lirondo de metal
Sabe que poco y nada
puede comprar con eso:
ni un fósforo
ni un barco
ni una espiga
ni un pan.
Sin embargo mi gente,
la gente de mi pueblo,
con todo el sol delante
se ha puesto a caminar...!

Amanecer bajo los puentes.( 1970)

Capítulo 2

Yo, simplemente vine a nutrirme de asombro. En mi niñez, recuerdo, me anegaba lo bello como un agua sencilla. Ni siquiera recuerdo cuándo dolió primero esta sangre que llevo. No hay una fecha exacta del arribo al espanto. Entraba a los misterios como Juan por su casa y andaba enloquecido de tanta maravilla. Todo esto sucedía de manera inocente. No escuchaba el crujido, las roturas del día ni el dolor de los árboles gastados por el viento. Simplemente crecía: con la simple opulencia de un fruto en el verano. Ni sabía que lo hermosos era hermoso: mi padre inaccesible con su sombra gigante, mi voz, que no sonaba aún sino por dentro, el aroma a regazo que envolvía a mi madre. Era como el reverso de la muerte y el grito. Andaba por la vida húmedo de milagro.
No digo que recuerdo, pero mi país era casi de un verde siempre. Por donde uno anduviera lo seguían los árboles. El canal rumoroso lo partía en el medio y luego se perdía por los cañaverales. Mi país era bueno, loco de puro grillo, lleno de sol, maduro, con sus lentos caballos. El agua, madre y greda, verde de yerba mota, nos lavaba el racimo de las uvas moradas.
Jugábamos al río con el Canal crecido, robábamos duraznos de corazón dorado, hacíamos fogatas altas como nosotros y esperábamos siempre que sucediera algo. Allí supe que puede suceder lo increíble apenas uno quiera penetrar y habitarlo y sólo estar y estarse padeciendo el misterio, quietecito, en silencio: sometido al silencio potente de la sangre.
De esa verde memoria es que conozco el llanto.
Traía un pan enorme. Detrás de mí la tarde se iba poniendo pálida. Entré en el callejón desenredando un silbo que quería aprender y que no había caso...
Fue cuando abrí la puerta que el llanto se me vino. La casa estaba llena de ese clamor extraño. Nadie me vio. Era el grito. Su primer estallido. Mi madre como un trapo con el rostro en las manos. Mis hermanos, el perro, la soledad más terca y el miedo, el lento miedo cavando en mi garganta: de golpe el llanto crudo, su jauría en mi casa.
¡ Papá!,- grité, ya herido por el miedo y el grito. Y me volví a buscarlo sin saber que lloraba. Cuando entré al Callejón la tarde ya era vieja. Yo corría aterrado en busca de mi padre.
Después regresé al llanto, solo como el olvido, y un gran río de sombras me aguardaba en la casa.

Canto popular de las comidas (1974)

Milonga de los asados ( fragmento)

Cuando el día clava el cacho
igual que un toro cansado
y se va yendo la tarde
Detrás del último pájaro,
veo venir los amigos
por el crepúsculo manso
y un fino polvo de júbilo
se levanta de sus pasos.
En la leña, quema avispas
el corazón del quebracho.
..........

que en este país que somos
ya tiniebla, ya relámpago,
la amistad celebra misa
en el ritual del asado.
..........

Cuando mi argentina gente
se reúne en los asados,
enseña un modo de ser
generoso y  solidario,
porque el que asa para él solo
suele morir de arrebato
y aunque le saquen la brasa
lo mismo queda pasmado.
Son las vueltas de la vida
y a vueltas se hace el asado.

Cuando la luna curiosa
se sube a los altos álamos
me gusta cantar a dúo
y compartirme en el canto..
Entonces me crece el sueño
de un día no muy lejano
en la que mi pueblo ancho
amanezca liberado.

¡ Va a ser de ver por el cielo

el humo de los asados!

Nuevos poemas de Juan (1988)

Salmo Vivo

Por los cuatro vientos
que dan a la vida,
Enrique Angelelli
vuelve predicando
al Señor del pobre,
al Jesús obrero,
al Dios compañero
de los explotados.

Enrique Angelelli,
asumido salmo,
profeta de América,
Monseñor del llano,
venga a nos el cáliz
de tu alta palabra,
vuelva a nos tu simple
ternura descalza.

Hermano profundo
tu nombre se reza
En las redimidas
campanas del alba,
Porque por tu credo
De los oprimidos,
El sermón del pueblo
No te llora:¡canta!

La muerte, ese artero
salario del miedo,
te cercó en la yerta
Punta de los Llanos
y se fue vacía.
No pudo contigo.
La sombra no pudo
con tu llamarada.

La luz solidaria
que fue tu Obispado,
alumbra el camino
de los humillados.
¡Por los cuatro vientos
que dan a la vida,
tus pobres del mundo
avanzan cantando!...

Carlos Paz. 1986

Bajo estado de sangre (1983)

El castillo de naipes

Era ladrón y bello. Nos ponía
las cartas de trampear sobre la mesa.
Se podía apostar. Si uno quería
le jugaba jugando la inocencia.
Pero él nos advertía. Preguntaba
si estábamos seguros, si la apuesta
no haría daño a nadie y si podíamos
pagar nuestra inconsciencia.

Nosotros, ese pueblo presumido,
amarillo de trigo, harto de vides,
petroleros a ciencia y a conciencia
Creíamos aún que bien valía
Tirar canas al aire, usar el crédito
a cuenta de los pobres que pagaban
con su trabajo nuestro aburrimiento:
las misas del domingo, las comidas
estrepitosas de la parentela,
el sexo cotidiano, el perro en la plaza muerta.

Era hermoso el ladrón. Tiró las cartas
Y nos ganó, de uno en fondo, las cosechas,
el tractor, el ganado, los galpones,
el forraje, la aguada, las viviendas
y cuando habíamos perdido todo
y ya , matar el ocio, no era fiesta,
Nos dio crédito, plazos, intereses,
contratos y dogales, hipotecas
de este siglo hasta el otro de manera
que ya nadie se aburra y todos jueguen
el póker mágico de latinoamérica.

Se fue, llevándose hasta los suspiros,
pero dejó en la mesa su tarjeta:
Fondo Internacional. Así de simple.

Y Wall Street a secas.

Cosas de niños (1991)

Niñerías

Los niños nunca mienten:
imaginan.
En esas travesuras
les va la vida.

Por eso del futuro,
no obliguen  a los niños
a que me estudien:
enséñenles mi canto.
y cuando ya los harte
mi canción,
que aprendan a cantar
su propio canto.

El pentagrama del futuro
es mudo
y se escribe cantando.
Los pueblos son poemas
y los niños
de un siglo y otro siglo,
son los únicos
que pueden descifrarlos.

Yo inventé una canción
cuando era niño
sin estudiar a nadie.
Por eso debe ser
que, a medio siglo
de aquel niño que fui,

sigo cantando.

Los telares del sol ( 1994) 
Edición póstuma a cargo de sus hijos

Telar de las palabras

¿Cómo reptó el idioma por la arena,
malherido y exhausto,
desértico, manchego, solito y solitario?
¿cómo llegó a la lengua de los runas,
la Maya, los Aimara,
el Uro indescifrable del lago Titicaca?
¿Era oro el sonido?
¿Lo contenía, como siempre el aire?
La vibración mujer, sustituyó a la Warmi
¿cuándo, en qué suceder
el tatay pasó a Padre
y la Mamay a Madre?
¿Era plata el sonido?
¿En qué distancias cósmicas
cayó a las soledades el duro castellano
y fue un canto rodado
y fue un grito rodando
en las extremidades planetarias?
Se le quemó la Nao al hombre del idioma.
Cogió la hembra el hombre. La violó
por la sangre
y en el primer vagido mestizado
se le acabó el espacio.

El idioma fue un niño de dos sangres.

Gateó en la lengua
dificultosamente articulado,
se quedaba en las ramas de la música,
desafinó a la muerte,
sonó de un raro modo en lenguas leguas
y empezó a hervir de un fuego que no cesa
en la fermentación de la palabra.

Hay un idioma dentro del idioma
que hila el telar y que no tiene pausa.


La imprenta del viento (Canciones)

Coplera del prisionero

Estamos prisioneros,
carcelero:
yo de estos torpes barrotes,
tú del miedo.

¿ Adónde vas que no vienes
conmigo ,a empujar la puerta?
no hay campanario que suene
como el río de allá afuera.

Como el que se prende fuego
andan los presos del miedo:
de nada vale que corran...
¡el incendio va con ellos ¡

No hay quien le quite la suerte
al dueño de los candados:
murió con un ojo abierto
y nadie pudo cerrarlo!

No sé, no recuerdo bien
qué quería el carcelero...
¡creo que una copla mía
para aguantarse el silencio!

Es cierto: muchos callaron
cuando yo fui detenido
¡vaya con la diferencia:
yo preso, ellos sometidos!

Le regalé una paloma
al hijo del carcelero.
Cuentan que la dejó ir
tan sólo por verle el vuelo...

¡ Qué hermoso va a ser el mundo
del hijo del carcelero!
Música de Horacio Guaraní.

La de los humildes

Zambita para que canten
los humildes de mis pagos
si hay que esperar la esperanza
mas vale esperar cantando.

Nacida de los boliches
Donde el grito alza su llama:
su canción de largas lunas
sabe la siembra y el agua.

Como un canto de la tierra
hay que cantar esta zamba,
hermana de los humildes
sembradores de esperanza:
alzada raíz de sangre
del fondo de la guitarra!

Mi pueblo la canta siempre
como si fuera una ausencia:
la cara hundida en el pecho
hasta mirarse la pena.

Un corazón de caminos
hasta su canto regresa
a despertar el destino
que el pueblo en su pecho lleva.
Música de Oscar Matus

 Zamba del nuevo día

Subió el alba como un pañuelo
del amanecer
y en la zamba del tiempo nuevo
comenzó a crecer…

Madrugaba en la luz un rostro
claro y labrador
y era patria en lo azul el cielo
de un tiempo mejor.

Es hermoso de ver
cómo crece el trigal
ondulando en la inmensidad
limpio y alto como un pañuelo
de amor y de paz.

Un aroma de tierra arada
por el aire va
y un caliente rumor de fragua
canta en el metal

Viene Oeste el color del vino
Sur el manzanar,
dulce caña en el aire el Norte,
verde el Litoral.
Música: Oscar Cardozo Ocampo

Triunfo agrario

Este es un triunfo, madre
pero sin triunfo
nos duele hasta los huesos
el latifundio.

Esta es la tierra, padre,
que vos pisabas,
todavía mi canto
no la rescata.
  
Y cuándo será el día,
pregunto cuándo,
que por la tierra estéril
vengan sembrando
todos los campesinos
desalojados.

Hay que dar vuelta el tiempo
como la taba
el que no cambia todo,
no cambia nada
   
Este es un triunfo, madre,
del nuevo tiempo;
de estar bajo la tierra
rompió el silencio.

Este es un triunfo, padre,
de la alegría:
de tu sueño en semilla
sube la vida.

Sube la vida arriba,
hasta la espiga,
que si la tierra es hembra
la tierra es mía;
adonde nace el alba
yo siembro el día.

Hay que dar vuelta el viento
como la taba
el que no cambia todo
no cambia nada.
Música de César Isella

Manual de la Paz

Esto es claro como el agua
Esto es pura transparencia
Como el árbol y la rama
Esto lo entiende cualquiera
Es una cosa tan simple
Como el pan sobre la mesa
Cuesta tanto hacer la casa
Con un patio y una puerta!

Tanto sueño lastimado
En el pan y la pobreza
Y en un segundo del odio
Lo vuelve polvo la guerra.

La paz, pequeño amor,
Es una casa con un patio y una puerta
Los pueblos se unirán
para salvar al niño y al planeta
pequeño amor,
sólo el amor podrá
hacer la paz
y custodiar la flor.

La paz universal
Es el oficio popular
De la colmena
La paz es un taller
Donde la vida
Forja su tarea
Tañendo a paz
Los pueblos cantarán
Una canción
De espiga y de metal.

Hagan la paz
La casa de la paz
Donde haya un niño
Un patio y una puerta...
Música de César Isella

Allá lejos y hace tiempo

Lejos, muy lejos del sol
vuelve el recuerdo de allá,
siento en mis ojos brillar
el azul soledad de mi tierra natal.

Susurra el viento y se va
enloqueciendo el color
y es la nostalgia un adiós
de amapola y torcaz, mariposa y gorrión.

Allá lejos la Patria andaba,
azulando el día
cielo allá
tiempo allá,
vuelvo niño al asombro del sur
y por mi sangre una voz maternal
nombra la vida.

Alza su sombra el ombú,
poncho de la inmensidad,
y es mi lejano país
una dulce raíz que no sabe olvidar.

Frente a la bruma y el mar
la lejanía es un adiós
y se me da por pensar que el recuerdo de allá
se me ha vuelto canción.

Allá lejos la Patria andaba
azulando el día
cielo allá,
tiempo allá,
vuelvo niño al asombro del sur
y por mi sangre una voz maternal
nombra Argentina....!
Música de Ariel Ramírez

Canción con todos

Salgo a caminar
por la cintura cósmica del sur.
Piso en la región
más vegetal del viento y de la luz.
Siento al caminar
toda la piel de América en mi piel
y anda en mi sangre un río
que libera en mi voz su caudal.

Sol de Alto Perú,
rostro Bolivia, estaño y soledad,
un verde Brasil,
besa mi Chile cobre y mineral.
Subo desde el sur
hacia la entraña América y total,
pura raíz de un grito
destinado a crecer y estallar.

Todas las voces, todas,
todas las manos, todas,
toda la sangre puede
ser canción en el viento.
Canta conmigo, canta,
hermano americano.
Libera tu esperanza
con un grito en la voz.

(Ciñe el Ecuador
de luz Colombia al valle cafetal.
Cuba de alto son
nombra en el viento a Méjico ancestral.
Continente azul
que en Nicaragua busca su raíz
para que luche el hombre
de país en país
por la paz.)
Música de César Isella