Breve
antología de la obra poética de Armando Tejada Gómez
(Un
poema por libro ordenado cronológicamente por Dora Giannoni)
Pachamama ( 1953/ 1955)
LA RAÍZ DEL CANTO (fragmento)
Recordar
los orígenes:
que
la piedra es la piedra, el árbol es el árbol
y
la tierra es la tierra.
Que
la carne, tu carne, mi carne, se repite
igual,
original, animal y primera.
La
tierra está en la tierra,
y
el hombre sobre ella con sabor de raíces,
volviendo
del fantasma con el amor a cuestas
como
un hombro de luz.
un
río de preguntas agotado en respuestas.
El
hombre es lo que ama: mujer, luna, alegría,
cierta
ebriedad del pulso, hondo reloj de arena
con
su gota de sangre.
Pero
una gota insomne como el sol.
Atravieso
sus carnes
andando
desde su alma
apartando
los climas
hasta
mi rostro vengo
..........
Que
te talle la aurora
una
línea desnuda.
Que
el mar murmure voces
que
afinen tu laringe.
que
del bosque y la selva
guardes
olor de pinos.
Que
vengan las montañas
a
darte la estatura.
Que
un mundo de arcoiris
te
incruste los colores.
Que
te inunde el paisaje
la
boca y los sentidos
..........
Te
denuncio, te acuso el rostro y la mirada.
Ahora
te recuerdo la abierta Pacha Mama,
tiempo
y tierra que aguardan
tu
despertar,
tu
sino,
tu
salud de la muerte,
tu
alegría del grito,
el
amor por tu carne,
la
risa de estar vivo
diseminando
niños:
Con
un juego de lunas,
la
uva y un barquito,
que
se pierde en la acequia
jugando
al infinito.
Estar.
Permanecer.
Vertical.
Estar
para el amor, simplemente,
creando
el
camino del hombre que estamos aguardando
Me
pierdo por los besos,
la
canción,
los
abrazos:
las
brújulas brillantes, universales,
blancas.
Llamo
desde mis hombros las grandes resonancias
Con
un vaso de vida chorreándome las manos.
Nunca
más de rodillas,
nunca
más a pedazos,
nunca
más a la muerte
sin
haber respirado.
Nunca
más como topos,
nunca
más acosados.
El
hombre por sí mismo
hasta
él mismo lanzado,
hasta
su envergadura,
hasta
el hombre soñado.
Nunca
más a las armas,
Nunca
más al soldado.
Proyectarse
hasta el otro
hasta
el mejor logrado.
Búscate
por tu rostro,
lávate
con mi canto.
Estoy
en la esperanza.
Despertarás
conmigo
Con
un pan y una estrella,
alumbrando
los siglos.
Historia
de tu ausencia ( 1957)
4 ( fragmento)
Amor,
yo vine de un puñado rojo,
de
maltratada gente que conoces
porque
ya te mostré cómo sonríen,
cómo
esperan a diario
y me
construyen
este
arduo diapasón, estos flancos
de
avanzar y crecer y de construirnos.
Vengo
de conocerlos en lo oscuro,
en
cada frustración llena de estragos,
en
donde un día concibió mi padre
su
memoria que vuela en mi guitarra
cuando
yo no era más que su fatiga,
apenas
su pupila,
apenas aire
y
él juntaba las voces andariegas
iba
entre sus amigos relatándome,
soñándome
cuando decía: espero
o
cuando sin decirlo me esperaba
..........
Amor,
me quedo sin decir tu nombre
porque
tendría que inventar palabras
para
que lo comprendan las palomas,
la
miel,
la uva terminada en marzo.
Tú
no te vas de mí.
Ahora quedas
incorporada
a mi silencio diario.
Toda
vez que me mire la alegría
subirá
tu presencia hasta mis labios:
definitivamente
mi sonrisa
te
traerá a la luz desde mi sangre.
Tal
vez le diga a alguien que has estado
-no
sé qué tiempo,
nunca sabré
cuánto-
junto
a mis soledades tumultuosas
llenándome
de coplas la guitarra.
Si
alguien te preguntara cómo entiendo
la
vida y el amor, has de decirle
que
no creo en la muerte,
que
hace mucho
salí
a besar la frente de los niños.
Los
compadres del horizonte (1960)
Espera
del Pedro Changa
Lo
soñaron jinete, carpintero,
capitán
de las lluvias del verano;
de
niño lo querían de oro nuevo,
minero
del salar, sabio artesano.
Porque
las madres juegan a la espiga,
húmedas
sus canciones de milagro,
rodeando
a sus niños de luciérnagas
en
la tierra bandera del regazo.
Si
a uno le diera por tocar la pulpa,
lo
más sobrellevado por los años,
haría
fondo al fondo del anhelo
que
el Pedro Changa se quedó esperando
con
ese modo suyo de ir haciendo
cigarrillos
y estibas de cansancio
hasta
ponerse de humo y ser espeso
como
el pájaro oscuro del tabaco.
..........
Fue
a la Pampa en enero porque el trigo
había
puesto de oro la distancia
y
en marzo fue subiendo hasta las uvas
que
el sol de Cuyo preña de tonadas;
después
entró al maíz, Santa Fe, arriba,
y
desgranó sus dientes sin ganancia
cuando
mayo tenía ya los ojos
amanecidos
de violenta escarcha.
Julio
lo vio trepar sobre los trenes
hacia
el azúcar agrio de la zafra
y
volverse algodón todo septiembre
con
el Chaco colgado a las espaldas.
Caminos
de jornal ha andado el Pedro
por
todos los caminos de la patria
para
volver al fin ya sospechando
que
hay algo en todo esto que no anda,
por
más que él ponga el hombro
y
que sus manos
le
hayan quedado anchas como el mapa.
La
desocupación junta a los hombres
en
la aurora trizada de la calle,
los
ordena de gris, los alinea
con
una misma espina atravesada.
Cada
uno está solo con los otros
buscándose
cigarros y palabras
mientras
se cuentan hijos y decesos
y
pormenores de la mala pata.
Entonces
se le ve la traza al Pedro
fumándose
hasta el pucho la esperanza,
apoyado
en los hombros del silencio
y
buscando salidas a sus ganas.
Ahí
va Lucas Romero (1962)
Tregua
del día
El
mediodía huele a su naranja.
Sobre
la mesa fulge un pan reciente
y
el vino capitán guía su barca.
Hoy es
día de pago
y
está pleno,
Está sobre el mantel
repantigado
con
un florero gordo en el ombligo,
redondo
en la ternura de la casa.
¡Cómo
huele la flor de la cocina!
¡
qué panzada de amor hierve en la hornalla!
Una
alquimia laurel sueña en la olla
la
danza material de las cucarachas,
zahumando
la antigua brujería que sube en el vapor,
que
anda en el aire,
con
su cesta floral poniendo aroma
en
al voz aromada de la Paula.
A
esta hora viene.
Ella lo mira
Por
el ojo guardián de la ventana
y
él abraza la fiesta de sus niños
y
se viene racimo por el patio,
preguntando sucesos pequeñitos
tropezando
en el perro,
a carcajadas,
bebiéndose
los ojos de los hijos,
sintiéndolos crecer entre
los
brazos,
como
sucede siempre a esta hora
que
el mediodía huele a su naranja.
¡Qué
nacional su voz!
Qué
idioma hermoso suena en su nombre
cuando
llega y llama y dice traeme agua y ella corre
con
el rocío que guardó en la jarra,
el
agua mañanera,
la
del día,
la
que le lava el polvo y el cansancio:
él
se mete en su euforia,
chapalea,
se
salpica de vidrios las pestañas
hasta
que queda nuevo como un potro
que
fuera por la lluvia galopando.
con
los niños detrás,
dándole
vueltas,
moliendo
el cascabel de las palabras,
va,
se
sienta con ellos a la mesa
a
presidir la bulla de sus pájaros.
Si
se vieran vivir!
Si les dijeran
Que
ésa es la paz,
Si fueran a decirles:
-¡la
paz del mundo vive en esta casa!
¡Qué
ojos de no saberlo que pondrían!
¡Qué fábula de asombro!
¡
pobre Paula!
No atinaría más que a
servir vino
y
a ofrecer de lo poco su bocado,
porque
hasta entender bien, qué pasaría?
qué
haría él en medio de sus pájaros?
mirando
a esos señores en la puerta,
oyéndolos:
-la
paz vive en su casa
-ésta
es la paz que sueñan los que sueñan
- la paz
-la
simple paz que hay en su casa!
Pero,
déjenlos.
No tricen esto.
De
algún modo vital ellos lo saben.
Por
algo él busca firmas en las noches
y
es vocal titular del sindicato.
Hoy
es día de pago,
día pleno:
el
vino capitán canta en los vasos,
mientras
la Paula sirve la comida
y
el mediodía huele a su naranja.
Luz
de entonces (1963)
Primera
soledad
Hoy
mi madre no me quiso.
la
he rondado horas enteras
vestido
de capitán,
de
mago, de marinero,
pero
nada, no me quiso
ni
me ha pegado siquiera.
Salgo
a morir al baldío
Volteando
todas las puertas.
Arde
el sol en el silencio
amarillo
de la siesta.
Ni
gatos ni vigilantes.
Sólo
la calle desierta.
¿Cómo me voy a morir
sin
que mi madre me vea?
Tonadas
para usar ( 1967)
Canción de un peso
Hoy, al salir de casa,
me
encontré una moneda.
Un peso. Un sol
mondo
y lirondo de metal.
Bueno,
yo sé que nada
se
compra con un peso:
ni
un fósforo
ni
un barco
ni
una espiga
ni
un pan,
pero
dije: es mi día
de
suerte. Hermoso día!
Y
con el sol delante
me
puse a caminar...
Llamé a todas las puertas
y
no encontré trabajo
ni
un fósforo
ni
un barco
ni
una espiga
ni
un pan;
el
día, como siempre,
retiraba
sus redes
Y,
con la tarde a cuestas,
tuve
que regresar.
La gente de mi pueblo
apenas
gana un peso.
Un
peso. Un sol
mondo
y lirondo de metal
Sabe
que poco y nada
puede
comprar con eso:
ni
un fósforo
ni
un barco
ni
una espiga
ni
un pan.
Sin
embargo mi gente,
la
gente de mi pueblo,
con
todo el sol delante
se
ha puesto a caminar...!
Amanecer
bajo los puentes.( 1970)
Capítulo
2
Yo,
simplemente vine a nutrirme de asombro. En mi niñez, recuerdo, me anegaba lo
bello como un agua sencilla. Ni siquiera recuerdo cuándo dolió primero esta
sangre que llevo. No hay una fecha exacta del arribo al espanto. Entraba a los
misterios como Juan por su casa y andaba enloquecido de tanta maravilla. Todo
esto sucedía de manera inocente. No escuchaba el crujido, las roturas del día
ni el dolor de los árboles gastados por el viento. Simplemente crecía: con la
simple opulencia de un fruto en el verano. Ni sabía que lo hermosos era
hermoso: mi padre inaccesible con su sombra gigante, mi voz, que no sonaba aún
sino por dentro, el aroma a regazo que envolvía a mi madre. Era como el reverso
de la muerte y el grito. Andaba por la vida húmedo de milagro.
No
digo que recuerdo, pero mi país era casi de un verde siempre. Por donde uno
anduviera lo seguían los árboles. El canal rumoroso lo partía en el medio y
luego se perdía por los cañaverales. Mi país era bueno, loco de puro grillo,
lleno de sol, maduro, con sus lentos caballos. El agua, madre y greda, verde de
yerba mota, nos lavaba el racimo de las uvas moradas.
Jugábamos
al río con el Canal crecido, robábamos duraznos de corazón dorado, hacíamos
fogatas altas como nosotros y esperábamos siempre que sucediera algo. Allí supe
que puede suceder lo increíble apenas uno quiera penetrar y habitarlo y sólo
estar y estarse padeciendo el misterio, quietecito, en silencio: sometido al
silencio potente de la sangre.
De
esa verde memoria es que conozco el llanto.
Traía
un pan enorme. Detrás de mí la tarde se iba poniendo pálida. Entré en el
callejón desenredando un silbo que quería aprender y que no había caso...
Fue
cuando abrí la puerta que el llanto se me vino. La casa estaba llena de ese
clamor extraño. Nadie me vio. Era el grito. Su primer estallido. Mi madre como
un trapo con el rostro en las manos. Mis hermanos, el perro, la soledad más
terca y el miedo, el lento miedo cavando en mi garganta: de golpe el llanto
crudo, su jauría en mi casa.
¡
Papá!,- grité, ya herido por el miedo y el grito. Y me volví a buscarlo sin
saber que lloraba. Cuando entré al Callejón la tarde ya era vieja. Yo corría
aterrado en busca de mi padre.
Después
regresé al llanto, solo como el olvido, y un gran río de sombras me aguardaba
en la casa.
Canto
popular de las comidas (1974)
Milonga
de los asados ( fragmento)
Cuando
el día clava el cacho
igual
que un toro cansado
y
se va yendo la tarde
Detrás
del último pájaro,
veo
venir los amigos
por
el crepúsculo manso
y
un fino polvo de júbilo
se
levanta de sus pasos.
En
la leña, quema avispas
el
corazón del quebracho.
..........
que
en este país que somos
ya
tiniebla, ya relámpago,
la
amistad celebra misa
en
el ritual del asado.
..........
Cuando
mi argentina gente
se
reúne en los asados,
enseña
un modo de ser
generoso
y solidario,
porque
el que asa para él solo
suele
morir de arrebato
y
aunque le saquen la brasa
lo
mismo queda pasmado.
Son
las vueltas de la vida
y
a vueltas se hace el asado.
Cuando
la luna curiosa
se
sube a los altos álamos
me
gusta cantar a dúo
y
compartirme en el canto..
Entonces
me crece el sueño
de
un día no muy lejano
en
la que mi pueblo ancho
amanezca
liberado.
¡
Va a ser de ver por el cielo
el
humo de los asados!
Nuevos
poemas de Juan (1988)
Salmo
Vivo
Por
los cuatro vientos
que
dan a la vida,
Enrique
Angelelli
vuelve
predicando
al
Señor del pobre,
al
Jesús obrero,
al
Dios compañero
de
los explotados.
Enrique
Angelelli,
asumido
salmo,
profeta
de América,
Monseñor
del llano,
venga
a nos el cáliz
de
tu alta palabra,
vuelva
a nos tu simple
ternura
descalza.
Hermano
profundo
tu
nombre se reza
En
las redimidas
campanas
del alba,
Porque
por tu credo
De
los oprimidos,
El
sermón del pueblo
No
te llora:¡canta!
La
muerte, ese artero
salario
del miedo,
te
cercó en la yerta
Punta
de los Llanos
y
se fue vacía.
No
pudo contigo.
La
sombra no pudo
con
tu llamarada.
La
luz solidaria
que
fue tu Obispado,
alumbra
el camino
de
los humillados.
¡Por
los cuatro vientos
que
dan a la vida,
tus
pobres del mundo
avanzan
cantando!...
Carlos
Paz. 1986
Bajo
estado de sangre (1983)
El
castillo de naipes
Era ladrón y bello. Nos ponía
las
cartas de trampear sobre la mesa.
Se
podía apostar. Si uno quería
le
jugaba jugando la inocencia.
Pero
él nos advertía. Preguntaba
si
estábamos seguros, si la apuesta
no
haría daño a nadie y si podíamos
pagar
nuestra inconsciencia.
Nosotros, ese pueblo presumido,
amarillo
de trigo, harto de vides,
petroleros
a ciencia y a conciencia
Creíamos
aún que bien valía
Tirar
canas al aire, usar el crédito
a
cuenta de los pobres que pagaban
con
su trabajo nuestro aburrimiento:
las
misas del domingo, las comidas
estrepitosas
de la parentela,
el
sexo cotidiano, el perro en la plaza muerta.
Era hermoso el ladrón. Tiró las cartas
Y
nos ganó, de uno en fondo, las cosechas,
el
tractor, el ganado, los galpones,
el
forraje, la aguada, las viviendas
y
cuando habíamos perdido todo
y
ya , matar el ocio, no era fiesta,
Nos
dio crédito, plazos, intereses,
contratos
y dogales, hipotecas
de
este siglo hasta el otro de manera
que
ya nadie se aburra y todos jueguen
el
póker mágico de latinoamérica.
Se
fue, llevándose hasta los suspiros,
pero
dejó en la mesa su tarjeta:
Fondo
Internacional. Así de simple.
Y Wall Street a secas.
Cosas
de niños (1991)
Niñerías
Los
niños nunca mienten:
imaginan.
En
esas travesuras
les
va la vida.
Por
eso del futuro,
no
obliguen a los niños
a
que me estudien:
enséñenles
mi canto.
y
cuando ya los harte
mi
canción,
que
aprendan a cantar
su
propio canto.
El
pentagrama del futuro
es
mudo
y
se escribe cantando.
Los
pueblos son poemas
y
los niños
de
un siglo y otro siglo,
son
los únicos
que
pueden descifrarlos.
Yo
inventé una canción
cuando
era niño
sin
estudiar a nadie.
Por
eso debe ser
que,
a medio siglo
de
aquel niño que fui,
sigo
cantando.
Los telares del sol ( 1994)
Edición póstuma a cargo de sus hijos
Telar
de las palabras
¿Cómo reptó el idioma por la arena,
malherido
y exhausto,
desértico,
manchego, solito y solitario?
¿cómo llegó a la lengua de los runas,
la
Maya, los Aimara,
el
Uro indescifrable del lago Titicaca?
¿Era oro el sonido?
¿Lo
contenía, como siempre el aire?
La
vibración mujer, sustituyó a la Warmi
¿cuándo, en qué suceder
el
tatay pasó a Padre
y
la Mamay a Madre?
¿Era plata el sonido?
¿En qué distancias cósmicas
cayó
a las soledades el duro castellano
y
fue un canto rodado
y
fue un grito rodando
en
las extremidades planetarias?
Se
le quemó la Nao al hombre del idioma.
Cogió
la hembra el hombre. La violó
por
la sangre
y
en el primer vagido mestizado
se
le acabó el espacio.
El
idioma fue un niño de dos sangres.
Gateó
en la lengua
dificultosamente
articulado,
se
quedaba en las ramas de la música,
desafinó
a la muerte,
sonó
de un raro modo en lenguas leguas
y
empezó a hervir de un fuego que no cesa
en
la fermentación de la palabra.
Hay
un idioma dentro del idioma
que
hila el telar y que no tiene pausa.
La imprenta del viento (Canciones)
Coplera
del prisionero
Estamos
prisioneros,
carcelero:
yo
de estos torpes barrotes,
tú
del miedo.
¿
Adónde vas que no vienes
conmigo
,a empujar la puerta?
no
hay campanario que suene
como
el río de allá afuera.
Como
el que se prende fuego
andan
los presos del miedo:
de
nada vale que corran...
¡el incendio va con ellos ¡
No
hay quien le quite la suerte
al
dueño de los candados:
murió
con un ojo abierto
y
nadie pudo cerrarlo!
No
sé, no recuerdo bien
qué
quería el carcelero...
¡creo que una copla mía
para
aguantarse el silencio!
Es
cierto: muchos callaron
cuando
yo fui detenido
¡vaya con la diferencia:
yo
preso, ellos sometidos!
Le
regalé una paloma
al
hijo del carcelero.
Cuentan
que la dejó ir
tan
sólo por verle el vuelo...
¡
Qué hermoso va a ser el mundo
del
hijo del carcelero!
Música de Horacio Guaraní.
La
de los humildes
Zambita
para que canten
los
humildes de mis pagos
si
hay que esperar la esperanza
mas
vale esperar cantando.
Nacida
de los boliches
Donde
el grito alza su llama:
su
canción de largas lunas
sabe
la siembra y el agua.
Como
un canto de la tierra
hay
que cantar esta zamba,
hermana
de los humildes
sembradores
de esperanza:
alzada
raíz de sangre
del
fondo de la guitarra!
Mi
pueblo la canta siempre
como
si fuera una ausencia:
la
cara hundida en el pecho
hasta
mirarse la pena.
Un
corazón de caminos
hasta
su canto regresa
a
despertar el destino
que
el pueblo en su pecho lleva.
Música
de Oscar Matus
Zamba del nuevo día
Subió
el alba como un pañuelo
del
amanecer
y
en la zamba del tiempo nuevo
comenzó
a crecer…
Madrugaba
en la luz un rostro
claro
y labrador
y
era patria en lo azul el cielo
de
un tiempo mejor.
Es
hermoso de ver
cómo
crece el trigal
ondulando
en la inmensidad
limpio
y alto como un pañuelo
de
amor y de paz.
Un
aroma de tierra arada
por
el aire va
y
un caliente rumor de fragua
canta
en el metal
Viene
Oeste el color del vino
Sur
el manzanar,
dulce
caña en el aire el Norte,
verde
el Litoral.
Música:
Oscar Cardozo Ocampo
Triunfo agrario
Este es un triunfo, madre
pero sin triunfo
nos duele hasta los huesos
el latifundio.
Esta es la tierra, padre,
que vos pisabas,
todavía mi canto
no la rescata.
Y cuándo será el día,
pregunto cuándo,
que por la tierra estéril
vengan sembrando
todos los campesinos
desalojados.
Hay
que dar vuelta el tiempo
como
la taba
el
que no cambia todo,
no
cambia nada
Este es un triunfo, madre,
del nuevo tiempo;
de estar bajo la tierra
rompió el silencio.
Este es un triunfo, padre,
de la alegría:
de tu sueño en semilla
sube la vida.
Sube la vida arriba,
hasta la espiga,
que si la tierra es hembra
la tierra es mía;
adonde nace el alba
yo siembro el día.
Hay que dar vuelta el viento
como la taba
el que no cambia todo
no cambia nada.
Música de César Isella
Manual
de la Paz
Esto
es claro como el agua
Esto
es pura transparencia
Como
el árbol y la rama
Esto
lo entiende cualquiera
Es
una cosa tan simple
Como
el pan sobre la mesa
Cuesta
tanto hacer la casa
Con
un patio y una puerta!
Tanto
sueño lastimado
En
el pan y la pobreza
Y
en un segundo del odio
Lo
vuelve polvo la guerra.
La
paz, pequeño amor,
Es
una casa con un patio y una puerta
Los
pueblos se unirán
para
salvar al niño y al planeta
pequeño
amor,
sólo
el amor podrá
hacer
la paz
y
custodiar la flor.
La
paz universal
Es
el oficio popular
De
la colmena
La
paz es un taller
Donde
la vida
Forja
su tarea
Tañendo
a paz
Los
pueblos cantarán
Una
canción
De
espiga y de metal.
Hagan
la paz
La
casa de la paz
Donde
haya un niño
Un
patio y una puerta...
Música de César Isella
Allá
lejos y hace tiempo
Lejos, muy lejos del sol
vuelve
el recuerdo de allá,
siento
en mis ojos brillar
el
azul soledad de mi tierra natal.
Susurra
el viento y se va
enloqueciendo
el color
y
es la nostalgia un adiós
de
amapola y torcaz, mariposa y gorrión.
Allá
lejos la Patria andaba,
azulando
el día
cielo
allá
tiempo
allá,
vuelvo
niño al asombro del sur
y
por mi sangre una voz maternal
nombra
la vida.
Alza
su sombra el ombú,
poncho
de la inmensidad,
y
es mi lejano país
una
dulce raíz que no sabe olvidar.
Frente
a la bruma y el mar
la
lejanía es un adiós
y
se me da por pensar que el recuerdo de allá
se
me ha vuelto canción.
Allá
lejos la Patria andaba
azulando
el día
cielo
allá,
tiempo
allá,
vuelvo
niño al asombro del sur
y
por mi sangre una voz maternal
nombra
Argentina....!
Música de Ariel Ramírez
Canción
con todos
Salgo
a caminar
por
la cintura cósmica del sur.
Piso
en la región
más
vegetal del viento y de la luz.
Siento
al caminar
toda
la piel de América en mi piel
y
anda en mi sangre un río
que
libera en mi voz su caudal.
Sol
de Alto Perú,
rostro
Bolivia, estaño y soledad,
un
verde Brasil,
besa
mi Chile cobre y mineral.
Subo
desde el sur
hacia
la entraña América y total,
pura
raíz de un grito
destinado
a crecer y estallar.
Todas
las voces, todas,
todas
las manos, todas,
toda
la sangre puede
ser
canción en el viento.
Canta
conmigo, canta,
hermano
americano.
Libera
tu esperanza
con
un grito en la voz.
(Ciñe
el Ecuador
de
luz Colombia al valle cafetal.
Cuba
de alto son
nombra
en el viento a Méjico ancestral.
Continente
azul
que
en Nicaragua busca su raíz
para
que luche el hombre
de
país en país
por
la paz.)
Música
de César Isella